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Los grandes grupos de empresas que conocemos en la actualidad, y que lideran los sectores de mercado a los que pertenecen, han tenido la capacidad de adaptación a los cambios constantes que requiere su entorno financiero, a través de, entre otros casos, la adquisición o eliminación de compañías, con el objetivo de enriquecer o simplificar su estructura corporativa, para la obtención de mejores resultados.
Estos cambios corporativos han sido los precursores del origen de grupos empresariales que, a su vez, se han transformado en conglomerados transnacionales, los cuales inevitablemente han hecho evolucionar la normatividad contable, financiera, legal y fiscal aplicable.
Los grupos empresariales buscan siempre tener eficiencias financieras, administrativas, operativas y fiscales, a través de la constitución de una sola entidad legal para concentrar en ella todas aquellas actividades y giros en los cuales los inversionistas estén interesados en participar. De ahí surge la necesidad de las reestructuras corporativas.
Reestructura corporativa
Una reestructura corporativa implica una modificación en los activos, funciones y /o riesgos. Es necesario que los grupos empresariales estudien los procesos que realizan cotidianamente (administrativos y operativos), para identificar si existe la posibilidad de hacerlos más eficientes y con esto se reduzcan los costos, sin demeritar la calidad del producto o servicio ofrecido.
Es necesario que se consideren las leyes y criterios que las autoridades fiscales mexicanas y de otros países tengan para el mejor cumplimiento de las obligaciones tributarias de cada grupo empresarial, así como evaluar la conveniencia de acogerse a algún Convenio entre los países participantes para evitar la doble tributación por algún ingreso que se pudiera considerar, por efectuar operaciones en los distintos países.
Desde un punto de vista operacional, las reestructuras se realizan procurando las necesidades genéricas del grupo, y surgen como resultado de un análisis de negocios, buscando una mayor eficiencia en la operación de las empresas, incluso, para los propios departamentos de cada una de ellas, de manera que se comuniquen y completen sus actividades.
Desde un punto de vista legal y fiscal, la reestructuración corporativa se conforma por aquellas acciones y decisiones efectuadas en una o más transacciones económicas, que transforman de manera sustancial, duradera e incluso, de manera radical, tanto el espectro operacional de una empresa, como su estructura corporativa y financiera; modificando la organización administrativa y de operación.
Fiscalmente la reestructuración empresarial consiste en mover funciones, activos y riesgos de los países con altos impuestos a los países de baja tributación. Bajo los principios de precios de transferencia de la OCDE, el beneficio obtenido por los países con tasas de imposición más altas se reducirá y para los países con bajas tasas de imposición se incrementará.
Revisión posterior a la reestructuración
Es importante revisar las otras consecuencias fiscales de una reestructuración en la cadena de suministro y en particular:
- Compañía extranjera controlada: tras la reestructuración las ganancias pueden ser reconocidas en las filiales que están sujetas a una baja (o nula) tasa de impuestos.
- Establecimiento permanente: las empresas que llevan a cabo funciones adicionales pueden tener actividades fuera de su país de residencia. Dichas actividades deben ser revisadas para considerar si crean un establecimiento permanente.
- Retenciones de impuestos: nuevas operaciones intercompañía pueden haber sido creadas por la reestructuración, y las empresas que sean parte en estas transacciones pueden tener que obtener nuevas autorizaciones de retención de impuestos.
- Documentación de precios de transferencia: la documentación de precios de transferencia debe ser actualizada a raíz de una reestructuración para reflejar las nuevas disposiciones.
Cuestiones prácticas de las restructura corporativa
Hay un número importante de cuestiones prácticas a considerar como parte de una reestructura corporativa. Dos ejemplos incluyen:
- Bonificaciones a los empleados: las reestructuras corporativas pueden tener un impacto significativo en donde los ingresos y las ganancias se reconocen en un grupo de empresas. Sin embargo si las bonificaciones de los empleados u otros incentivos se basan en los ingresos y las ganancias de una empresa en particular del grupo, puede ser necesario modificar los términos de estos incentivos.
- Transacciones intercompañía: la naturaleza de las operaciones entre las sociedades y las empresas que sean parte en ellos, son susceptibles de ser cambiadas a raíz de una reestructuración. El software de contabilidad y modalidades de facturación tendrán que ser actualizados para reflejar estas nuevas operaciones, así como, notificar al personal sobre los cambios en los procedimientos internos.
Los riesgos que implica el no tomar en cuenta las consideraciones de la OCDE pueden generar que la autoridad fiscal pueda cuestionar si hay consistencia en la sustancia económica de las operaciones o en caso de que no haya un reconocimiento de una transacción implicaría un ajuste de precios de transferencia.
Es importante que cada grupo identifique cuáles son las razones de negocio por las que el grupo pretenda reestructurarse y analizar si es económica y operativamente viable efectuar una reestructura o bien, si la situación actual es la adecuada para el funcionamiento del negocio.
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